La muerte masiva de abejas es un indicador del daño que se está haciendo al ecosistema: Especialistas

La Dra. Leticia Guadalupe Yáñez Estrada y Leydy Aracely Pech alertaron este martes en Aristegui en Vivo sobre la muerte de 600 millones de abejas en la Península de Yucatán relacionadas con el uso indiscriminado de agrotóxicos o plaguicidas que, también, contaminan el aire, agua, alimentos y ponen en grave riesgo la salud del ser humano.

Yáñez Estrada, profesora e investigadora, responsable del Laboratorio de Género, Salud y Ambiente de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) explicó que el uso masivo de químicos diseñados para el control de plagas en la agroindustria está en el origen de la muerte masiva de abejas en el país.

Los plaguicidas son sustancias químicas que han sido diseñadas para el control de plagas. Son sustancias tóxicas y no nada más van a matar plagas como insectos, sino que también van a afectar la salud de las abejas, insectos benéficos, mariposas, o otros polinizadores como los murciélagos, y también tienen afectaciones para el humano.

“Los peces también son muy sensibles a estas sustancias tóxicas. Entonces, en la práctica agroindustrial, eso es bien importante hacer la diferencia,  una es la agroecología y la otra es la agroindustrial.

“En el ámbito agroindustrial, lo que se hace es la producción de alimentos y para el control de plagas lo hacen con la aplicación de estas sustancias tóxicas para el control de estas. Pero cuando se hace una aplicación, sobre todo cuando se hace con avioneta, únicamente el 40% llega al cultivo de interés, el resto se dispersa en el ambiente”.

Esta contaminación, de acuerdo con las investigadoras, alcanza los mantos acuíferos, suelos, alimentos y, hasta las personas que están cerca de los campos agrícolas, además de a las abejas, indicador fiable del daño que se está sufriendo el ecosistema por el uso excesivo de agrotóxicos.

“Si el cultivo está contaminado con el plaguicida y la abejita se impregna del plaguicida, como es neurotóxico, pierde su orientación, no puede regresar a la colmena y se muere porque se desorienta.

“Si tenía que ir al sur, se va al norte o al este y se muere, o bien les causa parálisis, como decir, les dan calambres, convulsiones y mueren, por eso dicen que van volando y se desploman, o bien pueden inhibir, les inhiben el apetito y dejan de comer y se mueren.

Pero lo más grave es que algunas regresan a la colmena, pero ellas traen impregnado el plaguicida y contaminan la colmena, y los zánganos, ya se ha observado, pierden su calidad espermática y son estériles, entonces ya no hay reproducción de abejas.

Yáñez Estrada agregó que ha quedado demostrado que se puede revertir la muerte masiva de abejas a partir del uso de productos biológicos para el control de plagas en lo que es denominado como agroecología, programa que en la Comunidad Europea se tiene programado implementar para el 2030.

En tanto, Pech Martín, integrante del Colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes y conocida como “La Guardiana de las Abejas” dimensionó el grave problema que se vive en la Península de Yucatán.

En el mundo las abejas se están muriendo, pero específicamente en nuestra península de Yucatán sí está habiendo muertes de abeja masivas todos los días y esto responde al establecimiento de estos megaproyectos en la península, especialmente podemos mirar cómo la agroindustria está afectando a las abejas.

“Esta producción de monocultivos a gran escala, vista como agronegocios, está ocasionando que se mueran las abejas, porque para poder controlar las plagas y estimular también el rendimiento de esta producción se requiere el uso a gran escala de estos pesticidas, de estos plaguicidas”.

Y entre los químicos más letales para las abejas, de acuerdo con Pech Martín, está el fipronil, agrotóxico responsable desde el 2014 de arrasar con más de 7 mil colmenas de abejas en la región.

“Este registro que tenemos son de las abejas que son de las apis, las que están en los apiarios, que es el patrimonio de las familias campesinas; sin embargo, lo que no hay y, es donde está el vacío, es la muerte de las abejas silvestres que también tiene una función muy importante para la conservación de nuestro territorio y no hay un registro que diga cuántas especies de abejas nativas se están muriendo todos los días”.

Pech Martín indicó que la muerte masiva de abejas en la península de Yucatán responde a la conexión entre la agroindustria, uso de agrotóxicos y la deforestación de las selvas en la región debido a megaproyectos.

“Los principales afectados somos las comunidades mayas porque se está deforestando nuestras selvas, nuestro bosque, se está contaminando el agua con estos venenos, con estos residuos de plaguicidas, de venenos que se están utilizando, pero también se está afectando el patrimonio de la vida de las familias campesinas, porque para nosotros las abejas es un elemento muy importante”.

Y las denuncias que han realizado las comunidades mayas sobre la emergencia sociambiental que el uso de estos pesticidas en la agroindustria están provocando han quedado en nada, como ejemplo, la carta abierta que se dirigió a la presidenta Claudia Sheimbaum desde enero pasado si que hasta la fecha se tenga una respuesta oficial.

Hasta el día de hoy no ha pasado nada, no ha pasado nada al contrario, se siguen muriendo las abejas, que es lo que tenemos que decir, se siguen muriendo las abejas, no hay ninguna autoridad que responda.

“Seiscientos millones de abejas muertas es lo que consideramos que tenemos, esto solo las que hemos podido registrar desde el 2014 en la península de Yucatán. Es importante decir que todos los días se mueren abejas y ya sabemos por qué, por toda esta forma de producción de agronegocio.

Es importante cambiar la manera de producir y creo que es una exigencia. Yo sí me atrevo a decirle al gobierno, hay que cambiar la forma de producir, porque eso es insostenible y no se puede seguir violando los derechos de los pueblos, de las comunidades indígenas, del pueblo maya, anteponiendo el crecimiento de este agronegocio para estos polos de desarrollo.

Consulta aquí la entrevista con la Dra. Leticia Guadalupe Yáñez y Leydy Aracely Pech Martín: